Pasó la fiesta traficante y nos dejó una enorme alegría en el alma. Vinieron muchísimos amigos y unos cuantos amigos de amigos. La casa se fue llenando hermosamente. La ronda alrededor de la mesa crecía y crecía. Hubo un momento en que creímos que ya no entraría más gente en la casita. Había una tropa de chicos que jugaban en la pieza, el balcón, la cocina. Se llegaban por el sillón, leían un par de libros y se volvían a ir a jugar. En el querido espacio traficante los protagonistas fueron los libros.
Una de las cosas que más me
gustó es que muchos se conocían pero no se habían puesto de acuerdo para
venir, y se reconocían cuando levantaban la vista de los libros y se
abrazaban y se decían "¿qué hacés vos acá?". Fue
una forma bien afectiva de darnos cuenta que somos un pequeño espacio
de encuentro, que los que traficamos libros (Mauri y yo y todos los que
vinieron) de una u otra forma somos cómplices y hay una red que teje las
relaciones entre nosotros, que se sostienen, que tiran nuevos hilos,
que suman más y más cómplices a lo largo de estos cinco años TRAFICANTES
DE LIBROS.
Gracias gracias gracias a todos los que se acercaron, a
los que invitaron amigos, a los que estarán viniendo estos días, a los
que participaron de nuestra propuesta y nos permitieron traer lindos
libros de la feria de buenos aires y a los amigos editores, autores e
ilustradores que confían día a día en nuestro proyecto y nos confían sus
libros en nuestras manos.
¡Gracias y hasta la próxima fiesta de libros! Ahora sí, las fotos:
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